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Scheissmusik

Los compositores vieneses Gustav Einzigwürdig y Johannes Fabelhaft fundaron la escuela musical de la Scheissmusik, a fines del siglo XVIII. Surgió en respuesta al virtuosismo sofocante y empalagoso de los compositores de la época.

Einzigwürdig, un compositor con notable dominio del piano, comenzó a realizar ejercicios de improvisación en flauta traversa, instrumento del cual desconocía los rudimentos básicos. Notó que conseguía escribir piezas ligeras y espontáneas. Luego comentó su descubrimiento con su colega y gran amigo, el también compositor Johannes Fabelhaft, lo que motivó a este último a experimentar con instrumentos no tradicionales. Obtuvo conclusiones similares a las de Einzigwürdig.

Producto de estos primeros esfuerzos, notaron que el conocimiento cabal de un instrumento, en muchos casos, inhibía la creatividad. Postularon así la teoría fundamental de la Scheissmusik (nombre que sólo fue dado al movimiento con posterioridad por los críticos musicales de la época), que señalaba lo siguiente:
"[...] En muchas ocasiones, el instrumentista virtuoso se transforma en un esclavo de los patrones que le han sido inculcados y que conforman los fundamentos técnicos de la correcta ejecución. Esta clase de formación coarta las posibilidades musicales consideradas como armónicas, pero, simultáneamente, atrofia la capacidad de explorar nuevas fronteras melódicas."
El incipiente movimiento consiguió el respaldo entusiasta del barón Friedrich von Gladbacher, poderoso mecenas de las artes, quien les encargó a los dos compositores una gran cantidad de minuetos, y hasta un par de sinfonías. Lamentablemente, estas obras jamás obtuvieron buena recepción en los círculos especializados.

Einzigwürdig y Fabelhaft murieron en el completo anonimato y casi sin más adeptos que von Gladbacher. Sin embargo, casi dos siglos más tarde, los principios de su movimiento musical (publicados en un libro acerca del Romanticismo vienés), fueron a dar a conocimiento de los precursores del Punk. A éstos tampoco les gustaron sus obras, pero simpatizaron con su causa, y decidieron dedicarse a la música, a pesar de no saber tocar ni siquiera un triángulo. La Scheissmusik volvía a la vida, y con más fuerza que nunca.